El hallazgo de 38 cadáveres en las aguas de Lady Bird Lake, en Austin, EE.UU., ha encendido las alarmas entre forenses y residentes locales, quienes advierten sobre la posible existencia de un asesino serial. Aunque las autoridades insisten en que no hay pruebas de criminalidad sistemática, especialistas aseguran que la frecuencia de los casos y el perfil de las víctimas ameritan una investigación más profunda.
Según expertos, muchas de las víctimas eran jóvenes que habrían sido drogados en bares cercanos al lago antes de aparecer en el agua, en condiciones que dificultan la recolección de evidencias. La hipótesis plantea que la corriente del lago estaría siendo utilizada como herramienta para borrar rastros y ocultar crímenes, lo que contradice la versión oficial basada en supuestos accidentes vinculados al consumo de alcohol.
El Departamento de Policía de Austin, sin embargo, sostiene que no existen patrones consistentes que apunten a un asesino en serie. Las autoridades aseguran que los decesos pueden explicarse por una combinación de factores como el consumo de sustancias y la cercanía del lago con zonas de entretenimiento nocturno.