Takahiro Shiraishi, apodado el “asesino de Twitter”, fue ejecutado en Japón tras ser hallado culpable de asesinar a nueve personas en 2017. El hombre, de 34 años, contactaba a sus víctimas a través de la red social, hoy llamada X, ofreciendo ayuda a quienes manifestaban tendencias suicidas.

Una vez ganada su confianza, las invitaba a su domicilio cerca de Tokio, donde las golpeaba, estrangulaba y luego desmembraba. Algunas partes de los cuerpos fueron ocultadas en cajas y neveras, mientras que otras eran arrojadas a la basura, según confirmó el ministro de Justicia.

Las víctimas tenían entre 15 y 26 años. Shiraishi confesó los asesinatos y fue condenado a muerte en 2020. Sus abogados alegaron que las víctimas habrían consentido morir, pero el tribunal rechazó ese argumento, calificando los crímenes de “astutos y crueles”.

Esta ejecución marca la primera vez que Japón aplica la pena capital desde 2022.