En una sesión parlamentaria cargada de tensión, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, negó el miércoles que el Partido Socialista haya recibido fondos de origen ilícito vinculados al escándalo de corrupción que involucra presuntamente a dos de sus excolaboradores y mientras defendía la integridad de su formación, desde la oposición se lanzaron gritos de “dimisión”.

Durante su intervención en la primera sesión de control al gobierno tras la renuncia del secretario de organización del PSOE Santos Cerdán, Pedro Sánchez defendió con firmeza la integridad de su partido. El presidente aseguró que «no hay ningún apunte, ningún indicio que mire al Partido Socialista en cuanto a la financiación irregular».

Pedro Sánchez descartó tanto presentar su dimisión como someterse a una cuestión de confianza o realizar ajustes en su equipo ministerial, asegurando que los casos de corrupción revelados recientemente afectan solo a tres personas y no al conjunto del Partido Socialista, al que calificó como “limpio”.

El presidente negó que haya existido financiación irregular en su formación y recalcó que “en el informe de la UCO no hay ningún señalamiento” que implique al PSOE por recibir fondos de origen dudoso.

Un informe policial divulgado la semana pasada implicó al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, estrecho colaborador de Pedro Sánchez, en el presunto cobro de sobornos vinculados a contratos públicos.

La investigación también alcanza al exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y a su exasesor Koldo García, ambos figuras cercanas al presidente.

Las revelaciones generaron un fuerte escándalo político, ante el cual Sánchez ha pedido disculpas en varias ocasiones, insistiendo en que no tenía conocimiento de ninguna actuación ilegal dentro de su entorno.

Santos Cerdán presentó su dimisión como secretario de Organización del PSOE el pasado viernes y renunció a su escaño como diputado el lunes, ese mismo día, el exministro José Luis Ábalos fue expulsado de forma definitiva del partido.