La deforestación en la Amazonía brasileña se intensificó un 9,1% entre agosto de 2024 y mayo de 2025, en comparación con el mismo período del año anterior, según informó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales. El repunte, impulsado principalmente por incendios forestales, amenaza con revertir los avances logrados en la reducción de la pérdida de cobertura vegetal.

Durante mayo, la destrucción del bosque tropical alcanzó los 960 kilómetros cuadrados, lo que representa un incremento interanual del 92% y marca el mayor nivel para este mes desde 2022. El Ministerio de Medioambiente atribuyó más de la mitad de esta pérdida al fuego, seguido por actividades agropecuarias y, en menor medida, a la minería.

Las autoridades ambientales brasileñas señalan que el deterioro actual está estrechamente ligado a eventos climáticos extremos, como las dos sequías históricas que han afectado a la región y que han convertido áreas previamente resistentes en zonas vulnerables a incendios. “La selva nativa ha cambiado de perfil; la situación es dramática”, advirtió João Paulo Capobianco, secretario ejecutivo del Ministerio.

En contraste, otros biomas mostraron mejoras: en el Pantanal la deforestación cayó un 77% y en el Cerrado un 22%, en el mismo periodo analizado. No obstante, ambientalistas alertan que, de no cambiar la tendencia en los próximos dos meses, Brasil podría llegar a la COP30 con cifras desfavorables.

La COP30, que se celebrará en noviembre en la ciudad amazónica de Belém, marcará un momento clave para evaluar los compromisos ambientales del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, cuya meta sigue siendo alcanzar la deforestación cero para 2030.