Casi una veintena de muertos se reportan en la República Democrática del Congo, luego de una serie de protestas y enfrentamientos armados entre rebeldes del grupo M23 y el ejercito congoleño.

La ciudad de Goma, al este de la República Democrática del Congo, sufre una crisis humanitaria y bélica sin precedentes, con enfrentamientos entre el ejército congoleño, los rebeldes del grupo M23 y tropas ruandesas. Hasta ahora, 17 personas han muerto y más de 350 han resultado heridas, mientras la violencia deja medio millón de desplazados y servicios básicos como el agua y la electricidad se encuentran paralizados.

Los ataques de los rebeldes, que cuentan con el apoyo de Ruanda según el gobierno del Congo y la ONU, agravan una región ya marcada por la inestabilidad. Ruanda defiende que su interés es proteger a los tutsis, pero expertos advierten que el control de recursos minerales y el poder político son el trasfondo del conflicto. La situación se agrava con el cierre del aeropuerto de Goma y rutas bloqueadas, limitando el acceso de ayuda humanitaria en una ciudad al borde del colapso.

La tensión ha alcanzado incluso a Kinshasa, donde manifestantes enfurecidos han atacado las embajadas de Estados Unidos y Francia y la de Ruanda, exigiendo mayor presión internacional. Mientras tanto, en Goma, barrios enteros siguen sitiados, con escasez de alimentos y miles de desplazados atrapados en el fuego cruzado.

La ONU ha alertado sobre la urgencia de una intervención internacional, pero hasta el momento, las declaraciones de condena de potencias como Estados Unidos y Francia han quedado sin acciones concretas. En medio de esta crisis, el presidente Félix Tshisekedi prometió anunciar medidas para contener la violencia y abordar la grave crisis humanitaria que enfrenta la nación.