Las autoridades francesas llevaron a cabo este martes una amplia operación simultánea en 66 cárceles del país para incautar miles de miniteléfonos utilizados de forma clandestina por reclusos, como parte de su ofensiva contra el crimen organizado y el narcotráfico.

La operación, denominada Prison Break, apunta a la incautación de hasta 5 mil dispositivos del tamaño de un encendedor, comercializados como indetectables y distribuidos por la empresa china Shenzhen, revendiéndose en Francia a través de la plataforma Oportik. El dominio de esta empresa fue bloqueado y tres de sus proveedores fueron detenidos, informó la fiscal de París, Laure Beccuau.

Según las autoridades, algunos de estos teléfonos fueron usados para planear delitos graves desde prisión, incluidos tráfico de drogas, fraudes, ataques incendiarios a empresas e incluso intentos de asesinato. La identificación de usuarios se realizó mediante inteligencia penitenciaria, en una investigación que también indaga operaciones de lavado y ocultación de bienes ilícitos.

Solo en 2023 se incautaron más de 53 mil dispositivos y accesorios prohibidos en las cárceles francesas, una cifra que revela la magnitud del problema. Los teléfonos ingresan a las prisiones por vías como visitas familiares, drones e incluso complicidad interna.

La operación se enmarca en el nuevo régimen penitenciario aprobado en abril, inspirado en el modelo antimafia italiano, que contempla medidas más estrictas para evitar que los delincuentes continúen operando desde prisión, incluyendo el establecimiento de cárceles de máxima seguridad para narcotraficantes de alto perfil.