Brasil condenó el trato hacia 80 migrantes connacionales deportados desde Estados Unidos, a quienes se les impidió el acceso a sus derechos fundamentales. El vuelo, que debía aterrizar en Belo Horizonte, hizo una parada no planificada en Manaos por un fallo técnico.
El gobierno brasileño criticó el uso de esposas durante el traslado y ordenó que se les retiraran al llegar.
Las autoridades brasileñas brindaron asistencia a los deportados, proporcionándoles colchones, atención médica y agua mientras esperaban en el aeropuerto. Esta deportación no está directamente relacionada con la política migratoria de Donald Trump, sino con un acuerdo bilateral de 2017 entre Brasil y Estados Unidos.
Mientras que el presidente Lula da Silva ordenó que la Fuerza Aérea brasileña transportará a los deportados a su destino final, donde serán liberados.