Las relaciones entre Brasil y Venezuela han visto un nuevo episodio de tensión tras el cierre de la frontera por parte del gobierno de Nicolás Maduro, que llevó a cabo ejercicios militares sin previo aviso a Brasil. En respuesta, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Mauro Vieira, se comunicó telefónicamente con su homólogo venezolano, Yván Gil, para abordar el contexto de la situación, aunque aún no se ha recibido respuesta.


El ministerio brasileño ha mantenido un perfil bajo respecto al asunto, optando por no emitir comentarios hasta que se aclare lo sucedido. Esta falta de comunicación entre ambos gobiernos se interpreta como un signo de desconfianza que podría agravar aún más las ya frías relaciones entre las naciones. Militantes brasileños han minimizado la amenaza que representan estos ejercicios, considerándolos una provocación del presidente Maduro.


Mientras tanto, Maduro justificó las maniobras militares como una necesidad de preparación ante posibles sorpresas, en el marco del ejercicio nacional «Escudo Bolivariano». Esta insistencia en la seguridad y defensa ante un hipotético ataque parece ser una estrategia para fortalecer su imagen ante el público venezolano en medio de un clima de creciente tensión con Brasil, que no ha reconocido su reciente reelección.


La actual administración brasileña, encabezada por Lula da Silva, ha exigido la transparencia electoral que el gobierno de Maduro no ha proporcionado, lo que deja un futuro incierto para la cooperación bilateral.