Estas podrían ser las últimas raciones de comida que llegan a las cocinas de caridad en Gaza como parte del Programa Mundial de Alimentos, PM. En pocos días, se prevé que esas ollas queden totalmente vacías. Durante ocho semanas de cierre de todos los pasos fronterizos, el PMA fue incapaz de reponer las 116 mil toneladas de ayuda que descansan fuera del enclave, dejando a 37 comedores y 25 panaderías sin nada que ofrecer.

El impacto es grave, el 80 % de los más de dos millones de gazatíes dependen de estas cocinas para su supervivencia, recibiendo hasta medio millón de raciones diarias. Sin embargo, con harina y aceite agotados desde el 31 de marzo, ni lácteos, huevos, frutas ni carne circulan por los mercados, lo que dispara los precios un mil 400 % y sume a la población en una inseguridad alimentaria.

La ONU denuncia que más de un millón de personas ya enfrenta niveles agudos de desnutrición, con miles de niños al borde del desfallecimiento. Organizaciones de derechos humanos califican el bloqueo como posible crimen de guerra, mientras que el gobierno israelí alega desvíos de ayuda por parte de Hamás.

Ante la emergencia, el PMA reclama la apertura inmediata de corredores seguros. El secretario general de la ONU advirtió de una catástrofe humanitaria que exige el paso sin demora de alimentos, medicinas y combustible, condición indispensable para frenar la hambruna que ya ha cobrado vidas y amenaza con devastar aún más a la población civil.