El gobierno mexicano expresó su inconformidad ante la decisión de Estados Unidos de desplegar tropas en una franja fronteriza de 443 kilómetros cuadrados en el estado de Nuevo México. La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que se envió una nota diplomática a Washington y pidió “respeto y coordinación” para evitar que los militares crucen hacia territorio mexicano.

Desde su conferencia matutina, Sheinbaum calificó la medida como una acción unilateral que, aunque ocurre en territorio estadounidense, genera incertidumbre sobre los objetivos de esta operación.

El despliegue, que durará al menos tres años, forma parte de una nueva estrategia de seguridad fronteriza anunciada por el presidente Trump, quien dijo que “la frontera sur está bajo ataque” y ordenó reforzarla con personal militar e infraestructura. La medida también ha generado controversia en Estados Unidos, donde algunos expertos advierten que podría entrar en conflicto con la Ley Posse Comitatus, que limita el uso del ejército en funciones civiles.

México, por su parte, mantiene actualmente 10 mil soldados desplegados en su propia frontera norte como parte de un acuerdo previo con Washington para frenar la migración irregular y evitar sanciones comerciales. Pese al malestar, Sheinbaum reiteró su compromiso con el diálogo bilateral y abogó por mantener la cooperación en temas de seguridad.