El gobierno de Venezuela ha decretado feriado toda la Semana Santa para los trabajadores del sector público, en un intento por aliviar la presión sobre el ya frágil sistema eléctrico del país. La medida, anunciada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, se enmarca en un plan nacional de ahorro energético adoptado tras la declaración de emergencia climática. Solo los servicios esenciales permanecerán activos durante este período.

Desde el pasado 24 de marzo, el Ejecutivo implementó un horario laboral reducido de 8 de la mañana a 12:30 de la tarde y un esquema de trabajo “1×1”, alternando días laborables con días libres. Estas decisiones buscan contrarrestar el impacto de la sequía prolongada que ha afectado el nivel de los embalses, pilares fundamentales del suministro eléctrico en Venezuela.

Rodríguez subrayó que, además del asueto, se espera que la ciudadanía contribuya con acciones simples pero efectivas: ajustar los aires acondicionados a 23 °C, aprovechar la luz solar y desconectar aparatos electrónicos cuando no estén en uso. Se trata de medidas que, aunque modestas, forman parte de un plan integral frente a un sistema energético crónicamente debilitado.

El gobierno también anunció operativos especiales en carreteras y zonas turísticas durante la Semana Mayor. El Instituto Nacional de Transporte Terrestre desplegará esfuerzos para prevenir accidentes y garantizar la seguridad de quienes decidan viajar o participar en actividades religiosas.

Aunque se presenta como respuesta a la emergencia climática, esta serie de medidas revive recuerdos del apagón masivo de 2019, cuando el país quedó a oscuras durante varios días.