El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, recorrió la frontera sur este miércoles para respaldar las estrictas políticas migratorias impulsadas por la administración Trump. Acompañado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, Vance supervisó los operativos desplegados en Texas y se reunió con autoridades locales y federales.
La Casa Blanca señala que las medidas han logrado una reducción del 39% en los cruces ilegales desde enero, aunque esta tendencia descendente ya venía registrándose antes de la asunción de Trump. La estrategia incluye el aumento de tropas en la frontera y nuevas tácticas de deportación, como vuelos militares y el envío de migrantes a Guantánamo.
El presidente Trump ha hecho de la inmigración un pilar de su segundo mandato, asegurando que su administración está sacando del país a quienes ingresaron ilegalmente. Además, impuso aranceles del 25% a México y Canadá, argumentando que no han hecho lo suficiente para frenar el tráfico de drogas y la migración.
Otro punto de debate es el posible uso de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para justificar la deportación de venezolanos bajo la acusación de estar vinculados con el grupo criminal Tren de Aragua. Mientras tanto, la presencia militar en la frontera sigue en aumento, con más de 6.500 soldados desplegados en la región.
La visita de Vance refuerza el mensaje de la Casa Blanca sobre su compromiso con una política migratoria más estricta. Sin embargo, las medidas continúan generando controversia, especialmente entre defensores de derechos humanos y críticos de la administración, que cuestionan la efectividad y las implicaciones humanitarias de estas acciones.