Estados Unidos ha dado un nuevo golpe al comercio internacional con la imposición de aranceles del 25 % a México y Canadá, y del 20 % a China. Estas medidas no solo afectan a las relaciones comerciales con sus principales socios, sino que también amenazan con desestabilizar industrias clave y provocar un aumento en los precios de bienes de consumo en el país.

El sector automotriz es uno de los más perjudicados, ya que la producción de vehículos en Norteamérica depende de cadenas de suministro que cruzan varias veces las fronteras. Según expertos, el precio de algunos modelos podría aumentar hasta en $12,200 dólares. Además, productos como ropa, juguetes, computadoras y teléfonos móviles se encarecerán debido a los aranceles sobre importaciones chinas.

México y Canadá han anunciado represalias comerciales, lo que podría afectar aún más la economía estadounidense. Mientras que México planea imponer gravámenes a productos agrícolas y bebidas alcohólicas, Canadá ha advertido que responderá con aranceles del 25 % a bienes estadounidenses valorados en $155,000 millones. China, por su parte, ha endurecido sus propias tarifas sobre productos agrícolas como la soja y el trigo, golpeando directamente a los productores estadounidenses.

El aumento de aranceles también podría repercutir en los consumidores estadounidenses, con un incremento estimado de $1,200 dólares anuales en el costo de vida de cada familia. La inflación, que Trump prometió reducir durante su campaña electoral, podría verse afectada por el encarecimiento de productos esenciales.

A medida que la guerra comercial escala, la incertidumbre crece. Con sus principales socios comerciales reaccionando con medidas similares, el panorama económico se vuelve más incierto para empresarios, consumidores y líderes políticos que buscan minimizar el impacto de esta nueva batalla arancelaria.,