Cuba enfrenta una crisis energética de la que según expertos no podrá salir a menos que invierta entre 8 mil y 10 mil millones de dólares, una cifra incosteable para la isla.
El gobierno de Cuba sigue enfrentando problemas para cumplir con sus obligaciones en la distribución del servicio de energía eléctrica.
Los apagones no dan tregua. El déficit continúa siendo elevadísimo ya que al menos ocho centros termoeléctricos de la isla están fuera de servicio debido a daños o labores de mantenimiento.
Poco más del 46% de la población sufrirá los apagones simultáneos, sobre todo en la hora de mayor demanda energética.
El gobierno ordenó suspender las actividades educativas y laborales debido a la situación, que ha empeorado a inicios de este año, aunque el problema ha persistido durante aproximadamente 2 años.
Solo en 2024 se registraron cortes en más de la mitad del territorio cubano acompañado por tres apagones nacionales de varios días consecutivos.
Varias zonas del país, como la ciudad de Cárdenas en Matanzas y la provincia de Cienfuegos, llegan a más de 20 horas diarias sin fluido eléctrico; mientas que en La Habana aumentaron las interrupciones del servicio eléctrico a seis horas durante varias veces en el día.
Las centrales termoeléctricas están obsoletas, tras décadas de explotación y déficit de inversiones; y la paralización de otras infraestructuras está ligada a la falta de fueloil y diésel, porque el Estado no tiene divisa para importarlos.
Según diversos cálculos independientes, el Gobierno cubano precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para reflotar el Sistema Eléctrico Nacional, una inversión fuera de su alcance. Y cualquier solución sería posible tan sólo a largo plazo.