La ola de reformas al Código Penal de El Salvador sigue endureciendo las condenas contra criminales y miembros de grupos terroristas.

El Salvador continúa encaminado a ser uno de los países con las condenas más severas del continente americano contra los criminales y miembros de pandillas, sin importar la edad de estos.

Las maras, catalogadas como grupos terroristas por el país centroamericano, aprovecharon durante décadas los vacíos legales a su favor, reclutando menores de edad y obligándolos a cometer crímenes, ya que estos no eran condenados como adultos, y frecuentemente eran trasladados a centros de rehabilitación juvenil, que les servían como escuelas del delito, en estos recintos se organizaban y seguían manteniendo comunicación con el exterior para ser puestos en libertad tras pocos meses de cumplimiento de condena.

Tras una petición hecha por el presidente Nayib Bukele, el Congreso salvadoreño aprobó una ley para enviar a menores detenidos y vinculados a pandillas a las cárceles de adultos.

Antes de cumplir los 18 años estarán en pabellones separados, pero al alcanzar la mayoría de edad se trasladarán a las celdas para adultos.

La reforma a la Ley Penal Juvenil busca evitar que los menores vinculados al crimen organizado reciban el mismo trato que los que han cometido crímenes de menor gravedad.

Pese a la poca influencia que actualmente ejercen las pandillas en la población en El Salvador, la medida también corta la posibilidad de que los criminales vean en la juventud un escudo personal y que los jóvenes no se sientan inmunes a las leyes.

La ola de reformas al Código Penal que inició el viernes 7 de febrero, incluye que delitos como el homicidio y el homicidio agravado podrían ser condenados con penas de hasta 60 años en prisión.

La guerra contra las pandillas en El Salvador inició en marzo de 2022 y ha logrado la detención de 83,000 delincuentes.