El gobierno francés liderado por el primer ministro François Bayrou fue oficialmente destituido este lunes tras perder en forma contundente una moción de confianza presentada en la Asamblea Nacional.
Con una votación de 364 diputados en contra y 194 a favor, la moción superó con creces el umbral necesario para censurar al Ejecutivo, sellando así el colapso del gobierno Bayrou tras apenas nueve meses en el poder.
Bayrou había convocado la moción como un gesto de desafío político, buscando respaldo para un plan de austeridad valorado en 44 000 millones de euros, que contemplaba, entre otras medidas, la eliminación de dos días festivos y la congelación de gastos sociales. Sin embargo, la estrategia le fue adversa, encontrando oposición unánime desde el extremo izquierdo hasta la extrema derecha.
Este se convierte en el tercer gobierno que cae en Francia desde 2022, reflejo del persistente desequilibrio parlamentario generado tras las elecciones legislativas anticipadas de 2024, que dejaron la Asamblea Nacional fragmentada en tres bloques sin mayoría clara.
Tras la derrota, el presidente Emmanuel Macron enfrenta la urgente necesidad de nombrar un nuevo primer ministro, o convocar nuevas elecciones parlamentarias.
Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, exige elecciones anticipadas, mientras que sectores de la izquierda presionan por un gobierno de tipo progresista.
Paralelo a la inestabilidad política, Francia enfrenta una deuda pública que supera el 114 % del PIB, tensiones geopolíticas como el conflicto en Ucrania, y fricciones con potencias como Estados Unidos y China, agudizando el reto para cualquier nuevo gobierno que asuma el poder.