Decenas de miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro marcharon este domingo en Sao Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades, a pocos días de que la Corte Suprema decida si el expresidente es culpable de intentar un golpe de Estado en 2022, un delito que podría costarle más de 40 años de cárcel.
Aunque bajo prisión domiciliaria preventiva, Bolsonaro fue el gran ausente de las manifestaciones, que reclamaron una amnistía legislativa tanto para los condenados por el asalto a las instituciones en enero de 2023 como para él mismo, en caso de ser sentenciado.
En la Avenida Paulista de Sao Paulo se concentraron unas 42,000 personas, con mensajes de apoyo a Donald Trump y fuertes críticas a la justicia brasileña. La ex primera dama Michelle Bolsonaro y líderes evangélicos encabezaron el acto, junto al gobernador Tarcísio de Freitas, quien afirmó que “hay votos de sobra” en el Congreso para aprobar la amnistía.
Desde Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió en el Día de la Independencia, acusando de “traidores a la patria” a quienes alentaron los ataques de 2023.