Un nuevo brote de ébola en la República Democrática del Congo ha dejado al menos 15 muertos y una treintena de casos sospechosos, según informaron las autoridades sanitarias. Se trata del décimo sexto brote registrado en el país desde 1976, cuando se detectó por primera vez el virus cerca del río Ébola.
El virus se transmite principalmente por contacto directo con fluidos corporales de personas enfermas o fallecidas, así como con objetos contaminados. Los síntomas incluyen fiebre, fatiga, vómitos, diarrea y hemorragias, y el periodo de incubación puede variar entre 2 y 21 días, por lo que el aislamiento de los pacientes es fundamental para frenar la propagación.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas de PCR y anticuerpos, y actualmente existen vacunas y antivirales que ayudan a controlar los brotes. La Organización Mundial de la Salud destaca la importancia de la prevención, la vigilancia de contactos, la atención clínica segura y la vacunación de trabajadores sanitarios como medidas clave para contener la enfermedad.
Aunque el virus puede persistir en algunos órganos y fluidos tras la recuperación, la experiencia de brotes anteriores, como la epidemia de 2014-2016 en África occidental, ha demostrado que la mortalidad puede reducirse significativamente con una respuesta rápida y organizada. La comunidad internacional sigue alerta ante la reaparición del virus en la región.