A menos de una semana para las elecciones generales del 17 de agosto de 2025, Bolivia vive un clima político cargado de tensión y expectativas. Los sondeos de opinión muestran un escenario de polarización extrema y fragmentación del voto, con alta probabilidad de que la presidencia se defina en una segunda vuelta el 19 de octubre. La reciente inhabilitación del expresidente Evo Morales ha fracturado al Movimiento al Socialismo, MAS, debilitando su tradicional dominio electoral y abriendo espacio a nuevos liderazgos.
Las encuestas sitúan al empresario Samuel Doria Medina y al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga como los favoritos para disputar una segunda vuelta el 19 de octubre. El actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, ha perdido terreno, afectado por las divisiones internas del oficialismo.
Uno de los elementos más inciertos de esta contienda es el elevado número de votantes indecisos. Según las encuestas, un segmento considerable del electorado aún no define su preferencia, mientras crecen las proyecciones de votos nulos y blancos. En un escenario tan cerrado, este voto flotante podría alterar significativamente las proyecciones actuales y redefinir el mapa electoral en las horas previas a los comicios.
El 17 de agosto, además de elegir presidente, Bolivia renovará la Asamblea Legislativa Plurinacional. Serán electos 130 diputados, incluidos representantes uninominales, plurinominales y de pueblos indígenas, 36 senadores y nueve delegados ante organismos parlamentarios supranacionales. El equilibrio de fuerzas en el Legislativo será clave para la gobernabilidad del próximo presidente y la viabilidad de su programa político.