El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su gobierno tomará el control de Gaza.

 

En lo que Trump considera es la ruta más viable para “aportar estabilidad en Medio Oriente” anunció que su gobierno tomará el control de la Franja de Gaza. Según el mandatario su país será responsable de “desmantelar todas las peligrosas bombas sin explotar y otras armas que hay” en Gaza y que va a “nivelar el lugar y deshacerse de los edificios destruidos” para desarrollar económicamente el territorio.

 

El republicano aseguró que los palestinos no pueden regresar a Gaza por la devastación que dejó la guerra contra Israel, por lo que volvió a pedir a los palestinos que abandonen el territorio y se vayan a vivir a países como Egipto y Jordania, a pesar de la oposición de estos últimos y de los propios palestinos.

 

Netanyahu dijo que valía la pena prestarle atención al plan de Trump, a quien calificó como el “mejor amigo que Israel haya tenido nunca”.

 

Mientras tanto El ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Badr Abdelatty, analizó el plan de Trump con el primer ministro palestino, Mohammad Mustafa, y hablaron de la importancia de avanzar con los proyectos de recuperación en Gaza sin que los palestinos abandonen el territorio.

 

“Irán no está de acuerdo con ningún desplazamiento de palestinos y lo ha comunicado a través de varios canales”, dijo un alto funcionario iraní.

 

Por su parte la Corte Real de Jordania expresó que el rey Abdullah II subraya la necesidad de poner fin a la expansión de los asentamientos israelíes y expresó su rechazo a cualquier intento de anexar tierras y desplazar a los palestinos.

 

El enviado palestino ante la ONU recalcó que los dirigentes mundiales deben “respetar” la voluntad de los palestinos de regresar a sus hogares en Gaza.

 

El presidente estadounidense se ha atribuido el mérito de la primera fase de seis semanas de la tregua alcanzada entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás, después de más de 15 meses de combates y bombardeos.

 

Esta primera fase ha permitido un canje de 18 rehenes israelíes a cambio de unos 600 prisioneros, en su mayoría palestinos, además del aumento de los alimentos, el combustible y la asistencia médica en Gaza.