Guayaquil se enfrenta a una escalada de extorsiones que amenaza con asfixiar su economía. En lo que va del 2025, los casos se han disparado, generando un clima de miedo y zozobra, llevando a muchos a plantearse el cierre de sus negocios.


La ciudad de Guayaquil, Ecuador se encuentra sumida en una ola de extorsiones que ha alcanzado niveles alarmantes en lo que va del 2025. Las cifras proporcionadas por el servicio de coordinación y atención de emergencias , ECU-911, revelan un aumento del 150% en las llamadas de emergencia por este delito en comparación con el mismo período del año anterior. Este flagelo, afecta principalmente a pequeños y medianos comerciantes, quienes aseguran vivir con miedo.

El problema de la extorsión en Guayaquil se ha intensificado por la creciente presencia de bandas criminales organizadas, que ven en esta actividad ilícita una fuente de ingresos fácil y lucrativa. Los delincuentes, armados y con total impunidad, extorsionan a los comerciantes exigiéndoles sumas de dinero a cambio de no atentar contra sus vidas o sus negocios. Aquellos que se niegan a pagar son víctimas de ataques, secuestros e incluso asesinatos.

Las consecuencias de esta situación son devastadoras para la economía de Guayaquil. El cierre de negocios es la principal consecuencia, dejando a cientos de familias sin sustento y generando un impacto negativo en la generación de empleo.

Ante esta problemática, las autoridades han intensificado sus esfuerzos para combatir la extorsión en Guayaquil. La Policía Nacional ha desplegado operativos especiales y ha fortalecido la investigación de este delito. Se han realizado allanamientos y detenciones de presuntos extorsionadores, y se ha puesto en marcha un plan de protección para los comerciantes que han sido víctimas de este delito. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, la extorsión sigue siendo un problema grave que requiere de una solución integral y a largo plazo.