La isla de Kyushu, en el sur de Japón, ha sido escenario de lluvias torrenciales en las últimas 48 horas, con acumulaciones récord de hasta 500 milímetros en un solo día en la ciudad de Kirishima, casi el doble del promedio mensual de agosto. La Agencia Meteorológica de Japón, emitió alertas de nivel máximo y advirtió que las precipitaciones, sin precedentes, ponían vidas en riesgo. Más de 530 mil personas en las prefecturas de Kagoshima y Miyazaki recibieron órdenes de evacuación inmediata.
En la ciudad de Aira, un deslizamiento de tierra sepultó una vivienda, pero afortunadamente las dos personas en su interior fueron rescatadas, aunque una mujer de unos 30 años, aun se encuentra desaparecida. Imágenes difundidas por medios locales muestran ríos desbordados, calles anegadas y centros comerciales gravemente afectados. Las autoridades reportaron colapsos de viviendas y daños en carreteras y puentes que han complicado las labores de rescate.
El transporte se ha visto severamente interrumpido. Los servicios de tren bala Shinkansen fueron suspendidos y decenas de vuelos nacionales cancelados en el aeropuerto de Kagoshima. El primer ministro Shigeru Ishiba encabezó un grupo de trabajo de emergencia para coordinar la respuesta, mientras la JMA advirtió que el riesgo de nuevos deslizamientos y crecidas persiste, incluso si las lluvias disminuyen.
Expertos atribuyen la intensificación de estas lluvias al cambio climático, que incrementa la capacidad de la atmósfera para retener humedad y provoca fenómenos meteorológicos más destructivos.
Las Fuerzas de Autodefensa de Japón y organizaciones humanitarias, incluida la Cruz Roja, han desplegado operaciones de asistencia en refugios de emergencia. Las autoridades instaron a la población a evitar desplazamientos innecesarios y a mantenerse informada mediante alertas oficiales, mientras las lluvias amenazan con extenderse hacia otras regiones como Fukuoka.