El Ministerio de Salud de Gaza reportó que en los últimos días al menos 10 personas han muerto a causa de la caída de cajas de ayuda humanitaria lanzadas desde el aire, elevando a 23 el total de fallecidos desde el inicio del actual conflicto. Además, se han contabilizado 124 heridos por este tipo de incidentes, muchos de ellos mujeres y niños.
Entre las víctimas recientes figura Oday Al-Quraan, un enfermero del Hospital Al-Aqsa, fallecido en Al-Zawaida tras ser alcanzado por un palé, así como un niño que perdió la vida cuando un paquete impactó sobre un campamento en el norte del enclave. Las autoridades locales aseguran que estos lanzamientos no solo provocan muertes, sino también destrucción de viviendas y tiendas de campaña, además de generar estampidas y enfrentamientos por la escasa ayuda.
El gobierno gazatí sostiene que los efectos negativos de esta modalidad superan cualquier beneficio y ha pedido a los países involucrados, entre ellos Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Alemania, Bélgica y Francia, que detengan la práctica. Insiste en que la única solución viable es abrir corredores terrestres para permitir el ingreso seguro y masivo de alimentos y medicinas.
La ONU y organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos han calificado el método de distribución aérea como “insuficiente y peligroso”, argumentando que no puede reemplazar la entrada de convoyes por tierra, capaces de transportar mucho más material y con mayor seguridad. Según el organismo, unas 500 mil personas en Gaza enfrentan hambre extrema.
Israel reanudó los lanzamientos el 26 de julio bajo presión internacional, pero las restricciones al acceso terrestre persisten. Para las autoridades gazatíes, mientras no se permita el flujo constante de ayuda por tierra, el riesgo de que la búsqueda desesperada de alimentos continúe dejando víctimas seguirá siendo inaceptablemente alto.