Colombia sigue enfrentando la violencia de los grupos armados. Un atentado con explosivos en Piendamó, Cauca, dejó 19 heridos, incluido un policía. Disidentes de las FARC detonaron una motocicleta bomba cerca de una estación policial, causando daños en locales comerciales. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, calificó el ataque como “terrorismo” y lo vinculó al aniversario de la muerte de Manuel Marulanda Vélez, alias «Tirofijo».
El Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC, ha intensificado su ofensiva tras la ruptura de diálogos con el gobierno de Gustavo Petro. En zonas como el Catatumbo, la lucha entre el ELN y el Frente 33 de las disidencias ha dejado más de 70 muertos y 55.000 desplazados desde enero. La directora de HRW para las Américas, Juanita Goebertus, denunció que el Estado sigue sin garantizar seguridad en estas regiones.
Pese a la orden del presidente Petro de recuperar el control del Catatumbo, la presencia estatal sigue siendo insuficiente. Mientras tanto, los civiles quedan atrapados en medio del conflicto, enfrentando secuestros, asesinatos y desplazamientos forzados en una guerra que no da tregua.
