Ecuador ha intensificado sus esfuerzos de seguridad en la región amazónica, desplegando más de 1.500 militares con el objetivo de capturar a los disidentes de las FARC que atacaron a un escuadrón de soldados ecuatorianos en una operación contra la minería ilegal.
El ataque, ocurrido en la zona selvática del Alto Punino, en la provincia de Orellana, dejó 11 militares muertos y un guerrillero fallecido. El Ministerio de Defensa ha anunciado que fuerzas especiales, equipos de inteligencia y contraterrorismo están llevando a cabo una operación para «localizar y neutralizar» a los responsables de este atentado.
Según las autoridades, el grupo rebelde Comandos de la Frontera, que negocia la paz con Colombia, emboscó al escuadrón con fusiles y explosivos, causando el trágico desenlace. Uno de los guerrilleros muertos en el enfrentamiento fue identificado como alias «Compadre», comandante de la facción en Ecuador, quien, según el ejército, era responsable de coordinar las actividades de minería ilegal y extorsionar a los mineros de la región.
La violencia en esta zona también involucra a otras bandas criminales locales, como Los Choneros y Los Lobos, que operan en conjunto con el grupo colombiano en actividades ilícitas.